sábado, mayo 03, 2008


Cuando la razón se impone
Viernes 2 de mayo de 2008, por Antonio Criado Barbero
En defensa de la libertad de expresión
Uno que lleva muchos años en esto de la política nota rápidamente cuando unas palabras van a ser noticia, o cuando la prensa cortesana, ésa que babea cuando en el guión toca hablar de la casa real, recogerá la orden de ir a por alguien para criminalizarlo y presentarlo a la sociedad como un ser raro y por tanto, al que hay que dar un escarmiento en público.
Como digo, cuando leía las palabras que mi buen amigo, José Antonio Barroso, había dedicado a los miembros de la casa real, me dije «fuu, chungo pepe, te van a crucificar». No era mi observación a lo que dijo o dejo de decir, no, lo pensé porque la casa real está en una huida hacia ninguna parte; el motivo, que cada día es más palpable que pierden popularidad y predicamento entre la sociedad.
Cada día es más palpable que los jóvenes ven el republicanismo como el futuro y los mayores comienzan a replantearse que para qué una monarquía, con su ejército de cortesanos, zánganos y aspirantes a cenicientos. Hoy, en esas cadenas privadas y públicas, es de obligado cumplimiento hablar de la casa real en los horarios donde uno está adormilado en el sillón. Voceros a mil para tal menester y además de un amplio surtido de súbditos vasallescos, no se dan cuenta de que hartan, empalagan y que por acción-reacción, los mandas al cuerno, tanto al siervo como al cazador.
Y voy con lo que interesa, Pepe cuando dice lo que dice en los barrios (Cádiz), dice palabras que hasta los mismos tertulianos palaciegos repiten día sí y al otro también en televisión. Pero claro, él toca la raíz política del problema y se mete no sólo con los allegados como hacen aquéllos, para en el fondo, justificar la monarquía haciendo el paripé de la falsa autocrítica y para hacernos creer, que lo malo no es la monarquía sino los sumados a ella por matrimonio y otros lazos: que si el hermanastro putativo, la cenicienta del cuento, los enanitos famosetes y los consortes privilegiados, osea, un cuento del papel cuché, en estos años de los 800 euristas e hipotecas asesinas, verdad, verdadera.
Y conociendo a Pepe y sabiendo que como es un tío muy coherente con su pensamiento, una persona totalmente entregada a la solidaridad, que actúa como piensa y no vende humo, el entiende que ya está bien de que la monarquía tenga bula para hacer lo que le plazca, no en su vida privada que ahí tiene todo el derecho del mundo entre comillas, pero sí en el mundo de los negocios, de los puestos de consejos de empresas, de usar lo público en lo personal etc.
Cada día este pensamiento está más en la calle, en las tertulias y en las colas de la pescadería, la monarquía perdió el norte de su historia y hoy es actualidad en la prensa del colorín y entre los nostálgicos del régimen de los cincuenta años.
Comentaba yo a un medio, días pasados, que cuando un poder ejerce la censura contra la libertad de expresión y la palabra se equivoca, ya que si lo que quiere es mostrar poder y entereza, falla y lo que demuestra es debilidad y miedo. Cuando se castiga erróneamente se están creando mártires del pueblo y eso es una realidad constatable.
Todo mi apoyo al que tiene razón cuando explica la teoría de los listillos útiles y de cómo se multiplican en la vida real del ¿dónde vas Vicente?
Pepe, tu amigo sabes donde lo tienes, un amigo, un tesoro.
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