PENSAMIENTOS AL DESNUDO
Andalucía me ganó para las ideas. Antonio Criado
Recuerdo con añoranza mi despertar a la conciencia Andaluza. Y no crean que fue al descubrir las letras en mi corta y deficiente etapa escolar, ya que por desgracia esa etapa me fue robada como a casi toda mi generación. Mi descubrimiento del orgullo de ser Andaluz, de entender que éramos la cenicienta desconocida, saqueada y maltratada por el régimen, me llego en mi etapa de emigrante Andaluz a tierras catalanas (Gerona seis años del 73 al 79).
Curiosamente yo solo tengo palabras de agradecimiento para aquel gran pueblo: el catalán, ya que allí al encontrarme una sociedad tan concienciada y comprometida, entendí la grandeza de sentir y de practicar la libertad, y que a una sociedad que se compromete con su diferenciación, su cultura y su raíz es muy complicada engañarla.
Y fue allí en Gerona mi despertar a las ideas , mi integración y formación personal, donde leyendo a poetas y escritores catalanes por comparación descubrí a nuestros poetas Andaluces, la riqueza cultural tapada e invisible por el afán ridiculizador que desde Madrid se afanaban por mostrar, una Andalucía de tópicos, personajes siempre a la sombra de la juerga, la vagancia y el catetismo inculto.
Y a mis veintiséis años, solo preparado para ganar dinero, analfabeto total, de pronto se me despierta el hambre por saber, por juntar letras para expresar mis sentimientos y por ver a los otros, no como rivales por ser diferentes, sino como personas con la que dialogar, construir y caminar.
Yo, políticamente despierto al socialismo en el que me instalé, bebiendo de sus fuentes ideológicas y alimentándome de los clásicos, de ese ideal tan noble donde el centro es la persona en su autoformación y su emancipación a la libertad, con unas limitaciones culturales y educativas tremendas. Soy una esponja que trata de absorberlo todo, leo todo lo que cae en mis manos y puedo presumir de una memoria de muchos gigas, vivo en una constante lucha por aprender y sobre todo por intentar saber escuchar y leer los aires que soplan en la calle.
Mi abandono del campo donde lo importante era ganar dinero y mi añoranza por defender mis ideas desde mi tierra, me nublan la razón, lo dejo todo y regreso a Andalucia en el año 79. La inocencia de muchos sueños quedó en las cunetas infectadas de caimanes. El romanticismo que hace posible y vivíble el estar en política (al menos para mí) trataron de adulterármelo pero no me deje, y hoy puedo mirar hacia atrás siendo yo mismo: un socialista convencido, pero por encima de todo, una persona agradecida, amigo de sus amigos, tolerante y comprometido con lo que piensa.
En una concepción marxista de ver los problemas y sus soluciones de forma global, no veo el nacionalismo como el mejor camino para la clase obrera, pero una cosa si tengo clara, mi experiencia me dice que uno tiene que empezar arreglando los problemas de su entorno más inmediato, casa, calle, barrio, pueblo, en un nuevo concepto ideológico de ”pienso globalmente, actúo localmente”.
Andalucía me ganó para las ideas. Antonio Criado
Recuerdo con añoranza mi despertar a la conciencia Andaluza. Y no crean que fue al descubrir las letras en mi corta y deficiente etapa escolar, ya que por desgracia esa etapa me fue robada como a casi toda mi generación. Mi descubrimiento del orgullo de ser Andaluz, de entender que éramos la cenicienta desconocida, saqueada y maltratada por el régimen, me llego en mi etapa de emigrante Andaluz a tierras catalanas (Gerona seis años del 73 al 79).
Curiosamente yo solo tengo palabras de agradecimiento para aquel gran pueblo: el catalán, ya que allí al encontrarme una sociedad tan concienciada y comprometida, entendí la grandeza de sentir y de practicar la libertad, y que a una sociedad que se compromete con su diferenciación, su cultura y su raíz es muy complicada engañarla.
Y fue allí en Gerona mi despertar a las ideas , mi integración y formación personal, donde leyendo a poetas y escritores catalanes por comparación descubrí a nuestros poetas Andaluces, la riqueza cultural tapada e invisible por el afán ridiculizador que desde Madrid se afanaban por mostrar, una Andalucía de tópicos, personajes siempre a la sombra de la juerga, la vagancia y el catetismo inculto.
Y a mis veintiséis años, solo preparado para ganar dinero, analfabeto total, de pronto se me despierta el hambre por saber, por juntar letras para expresar mis sentimientos y por ver a los otros, no como rivales por ser diferentes, sino como personas con la que dialogar, construir y caminar.
Yo, políticamente despierto al socialismo en el que me instalé, bebiendo de sus fuentes ideológicas y alimentándome de los clásicos, de ese ideal tan noble donde el centro es la persona en su autoformación y su emancipación a la libertad, con unas limitaciones culturales y educativas tremendas. Soy una esponja que trata de absorberlo todo, leo todo lo que cae en mis manos y puedo presumir de una memoria de muchos gigas, vivo en una constante lucha por aprender y sobre todo por intentar saber escuchar y leer los aires que soplan en la calle.
Mi abandono del campo donde lo importante era ganar dinero y mi añoranza por defender mis ideas desde mi tierra, me nublan la razón, lo dejo todo y regreso a Andalucia en el año 79. La inocencia de muchos sueños quedó en las cunetas infectadas de caimanes. El romanticismo que hace posible y vivíble el estar en política (al menos para mí) trataron de adulterármelo pero no me deje, y hoy puedo mirar hacia atrás siendo yo mismo: un socialista convencido, pero por encima de todo, una persona agradecida, amigo de sus amigos, tolerante y comprometido con lo que piensa.
En una concepción marxista de ver los problemas y sus soluciones de forma global, no veo el nacionalismo como el mejor camino para la clase obrera, pero una cosa si tengo clara, mi experiencia me dice que uno tiene que empezar arreglando los problemas de su entorno más inmediato, casa, calle, barrio, pueblo, en un nuevo concepto ideológico de ”pienso globalmente, actúo localmente”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario